Capítulo Xtra: Análisis: Majotori

Más de una vez todos hemos deseado que las cosas salgan justo como queremos y muy a nuestro pesar, la vida nos ha dado irremediablemente con la puerta en la narices. Nunca se ha dado el caso de venirnos a buscar una brujita a casa para proponernos el juego de trivial de nuestras vidas donde nos jugamos el triunfo o el mayor desastre posible.

¿Eh? ¿Qué de qué os estoy hablando? Esta es la premisa de Majotori. Un juego patrio del desarrollador español Alva Majo o comúnmente conocido como el desarrollador indie: Majorariatto.

Nacido como el primer narratrivia de la historia, nos encontramos con un juego de preguntas y respuestas sencillito con miles de preguntas sobre historia, videojuegos, televisión, anime y demás miscelánea, con la particularidad de irnos contando una serie de micro historietas de los personajes que encarnamos.

En el mundo de Majotori existe un ente todopoderoso llamado Lariat, una brujita que posee el poder de cumplir los deseos de las personas y animales que se atrevan a jugar al trivial con ella. Si respondes bien el deseo se verá cumplido, pero si respondes mal, tu ignorancia conllevará a destinos la mar de terribles. Más de una vez nos veremos ante la muerte de nuestros personajes de formas bastante crueles. Todo llevado con el humor negro y sentido irónico del que hace gala el videojuego.

Como en la vida, en este videojuego no siempre las cosas son justas. A veces por responder correctamente todas las preguntas salvo una, por solo aquél pequeñísimo fallo, la ruleta que determina si el personaje ve cumplido su sueño o no, nos puede llevar a la ruina por la aleatoriedad. Lo mismo se da cuando es el caso contrario, pudiendo ver un final feliz a pesar de responder bastante mal.

Esta forma de desenvolver las historias y poner las vidas de los personajes en nuestras manos a la par que esta aleatoriedad, le da un toque muy divertido a nuestras partidas. Jugar tanto solos como acompañados de amigos y ver lo que le depara a nuestro personaje, consigue que con muy poco, la diversión sea bastante placentera.

La cantidad de personajes oscila entorno a veinticinco, con más de cincuenta pequeñas historias que recorrer. Como hay bastantes ramificaciones para los personajes, dependiendo de como se nos dé de bien en un determinado momento de las historias, veremos algo diferente si las volvemos a jugar. Algo que invita a descubrir todos los diferentes finales. Ver el paso del tiempo para algunos personajes, su crecimiento o simplemente verlos fracasar absolutamente más conocerlos es el viaje propuesto en esta inventiva.

Algo que nos ha gustado mucho además, es la capacidad de personalización que nos da el juego, pudiendo en los ajustes determinar con que frecuencia ver algunos tipos de preguntas. Así si se te da mal alguno de los géneros, puedes optar por esta opción; aunque en nuestro caso nos gusta ver de todo un poco.

Otra de las opciones que nos ha gustado mucho ver es la inclusión de una herramienta bastante agradable de utilizar como es un traductor instantáneo. Esta herramienta con el que viene integrado Majotori es la humilde propuesta de su creador para que aprendas inglés de manera sencilla y autodidacta si así lo deseas. El traductor se activa con tan solo un botón en pantalla, cambiando el idioma de las preguntas y respuestas del español a inglés. De esta manera comparando las preguntas y respuestas en los dos idiomas haremos el pequeño ejercicio mental de comparar y aprender sobre la marcha poco a poco.

Artísticamente tenemos en Majotori unos dibujos muy simplistas con pequeñas animaciones en sus menús y en las breves intersecciones. La sencillez de los dibujos casa bien con las historietas de humor negro y con la agilidad con la que respondemos. Se echa en falta un poquitín de animaciones de por medio, pero no es algo que afee el conjunto.

Lo que si queda un poco fuera de onda a lo largo del juego es el apartado sonoro. Majotori cuenta con una música muy efectiva y vivaracha que invita aún más a la diversión y locura de este trivial chistoso pero mortal. No obstante, durante largos periodos de juego como puede ser un par de horas por la tarde, la melodía al no dejar de repetirse una y otra vez, llega a cansar demasiado. Hay alguna vez donde la música cambia y nos pone ladridos graciosos de fondo, pero esto solo surge con uno de los personajes y nada más.

Ante este problema nos hubiera gustado ver que tras varias historias, el juego cambiase de melodía por algo diferente aunque con el mismo tono marchoso. Como no ha sido el caso solo podemos recomendar jugar partidas algo más cortas para no sufrir de este cansancio sonoro.

Sea como fuere, nos encontramos ante Majotori un juego de trivial divertidísimo en el que solos o con amigos enfrentaremos a Lariat a su humilde jueguecito mortal. Una premisa divertida y liviana para todo tipo de personas al que les encante ponerse a punto respondiendo las diversas preguntas del mundo que nos rodea. Un juego en el que responder cosas de series como Breaking Bad, Inuyasha o Dragon Ball puede agraciar o empeorar el destino de los personajes.

No es un juego que dure mucho pues en una tarde o dos te lo habrás podido merendar, pero el bajo coste y la diversión que ofrece junto a su sencillez, se ajusta a cualquier bolsillo con hambruna de diversión rápida.

Después de todo siempre puedes volver a repetir una y otra vez. No por nada si no te interesa ver de nuevo las historias, el videojuego te ofrece jugar al trivial sin que te repitan las historias que ya has visto del mundo de Majotori. Al servicio del jugón.

Lo mejor:

Simple, ágil, divertidísimo. Un trivial único en su especie.
La vida de los personajes en nuestras manos, todo un cacao mental de emociones encontradas.
Ramificaciones que invitan a la rejugabilidad.
Visualmente en su sencillez está el buen gusto.
Sonoramente marchoso.
El estupendo traductor instantáneo con el que aprender inglés de forma autodidacta si lo deseas.

Lo peor:

Casi nula variedad en el apartado sonoro, por lo que puede llegar a cansar musicalmente en partidas largas.
Es un pelín corto.
Algunas animaciones más entremedias de las historias no hubiese estado mal.