Capítulo Xtra: Análisis: Maldita Castilla EX

Siempre es un orgullo sentarse y disfrutar de un buen videojuego, pero este orgullo aumenta con creces cuando la obra en cuestión es producto nacional. De igual forma que me ocurrió cuando tuve el placer de analizar Los Delirios de Von Sottendorff y su mente cuadriculada, he sentido algo similar con Maldita Castilla EX. Estamos acostumbrados a recibir grandes obras provenientes de estudios extranjeros que, sí, son auténticas maravillas, pero muchas veces no nos paramos a apreciar lo nuestro, lo que tenemos en casa.

¡Maldita Castilla!

Maldita Castilla nació de las ansias de su creador, Locomalito, por ver un nuevo arcade de caballería y, al ver que este no llegaba, decidió ponerse manos a la obra con uno. Y, por qué no, resaltando de alguna manera lo nuestro: nuestra mitología medieval castellana. Lo curioso de todo esto es que el título fue lanzado gratuitamente para PC, por lo que la versión que analizaré se trata de su versión mejorada, Maldita Castilla EX, para la familia de consolas Nintendo 3DS, aunque en próximas líneas me refiera a ella simplemente como Maldita Castilla.

La obra nunca oculta sus fuertes influencias de arcades ochenteros como Ghost'n'Goblins o Shinobi y se vale de muchas de las mecánicas vistas en ellos para ponérnoslas aquí encima de la mesa. Estamos ante un juego de acción y plataformas de desplazamiento lateral que desde el primer minuto nos zambulle de lleno en el personaje de Don Ramiro. El juego quiere que nos creamos y nos sintamos como un verdadero caballero para que llevemos a cabo la misión que nos encomienda el mismísimo Rey Alfonso IV: expulsar el mal que ha invadido el Reino de Castilla.

En este sentido, me gustaría resaltar la enorme labor que se ha realizado en cuanto a la construcción de la curva de dificultad, un apartado que en este tipo de juegos miro especialmente con lupa. Es un aspecto realmente bien trabajado del título que denota un esfuerzo por parte del creador en ajustar todo hasta el más mínimo detalle: la posición de una determinada plataforma, la ubicación de según qué enemigos, el patrón de ataque de los jefes. Todo tiene un sentido y una razón de ser.

Maldita Castilla ofrece un rico elenco de enemigos que nos acompañarán a lo largo de los distintos episodios en los que se encuentra dividido —junto a unos interludios que servirán para obtener un extra de puntuación—. La mayoría del bestiario posee orígenes de las diversas comunidades autónomas de España aunque también tienen cabida otros monstruos de la mitología griega o francesa.

Esto es otro aspecto a tener en cuenta ya que en ningún momento he sentido estar cayendo en una horrible monotonía a la hora de enfrentarme a las alimañas que se van apareciendo en mi camino. Es por ello que el título pide al jugador un extra de atención a los patrones de ataque de cada uno de ellos: algunos simplemente irán a por ti o te lanzarán sus correspondientes armas, pero otros requerirán tener unos reflejos bien entrenados si no queremos sucumbir en el intento. Unido a esto, como no podría ser de otra manera, los jefes de mitad de fase y los jefes finales de cada uno de los episodios me han parecido fascinantes.

Arcade ochentero en su máximo esplendor

En otro orden de cosas, adaptarse a los controles es realmente sencillo ya que hay principalmente dos acciones a realizar: saltar y atacar. En cuanto a este último, lo haremos normalmente con unas dagas arrojadizas que podremos lanzar en las cuatro direcciones en función de hacia dónde nos encontremos situados. Si bien, a medida que avancemos, nos toparemos con cofres que, entre otras cosas, podrán contener distintas armas cada una con sus propias características: hacha, hoz que hace las veces de un bumerán, dagas triples... Eso sí, en caso de morir, reapareceremos al principio de la pantalla en la que nos encontremos y con las dagas simples que Don Ramiro tiene de serie. Junto a estas armas principales podemos obtener una serie de objetos secundarios como son un escudo, un hada que es invocada al recoger una flor y nos ayudará a atacar a los enemigos, unas botas para realizar un salto doble y más.

Es extraño que a estas alturas del análisis tan solo haya mencionado la palabra morir, sin contar esta, una vez. Y es que en Maldita Castilla morir estará a la orden del día salvo que estés realmente lucho en el género. El personaje posee tres vidas que, a su vez, están compuestas por tres corazones cada una de ellas. Cada golpe que recibamos consumirá un corazón, salvo que poseamos un escudo como objeto secundario, el cual nos salvará de un golpe. Al consumir las tres vidas completas que poseemos pasaremos a la famosa pantalla de game over aunque no todo acaba ahí. Tenemos la posibilidad de continuar por la pantalla en la que nos encontrábamos pero a cambio de perder todos los puntos que llevásemos acumulados hasta ese momento. Si bien es cierto que en función de la puntuación que vayamos acumulando podremos sumar vidas extras pero al menos, de base, esto es lo que nos encontraremos.

Sin querer entrar en demasiados detalles, solo diré que el juego posee hasta cuatro finales diferentes en función de determinadas acciones que llevemos a cabo. Como ayuda, lo que sí os diré es que el título posee un apartado accesible desde el menú principal desde el cual podemos consultar una serie de hazañas a realizar que están íntimamente relacionadas con todos los finales. Esto, sin lugar a dudas, dota a Maldita Castilla de una gran rejugabilidad para obtener todos esos logros y finales diferentes. Además, y a modo de curiosidad, en este apartado nos toparemos con varias estadísticas como el número de enemigos derrotados o nuestras propias muertes.

En el menú principal encontramos también un nuevo bestiario ilustrado bajo el nombre de códice en el que encontramos tres libros: sobre héroes, objetos y misterios; sobre bestias, demonios y criaturas mágicas; y sobre melodías y fanfarrias. Cuando digo que son libros, son verdaderas recreaciones de libros los cuales nos brindan con una imagen de lo que trata de contarnos a la izquierda con su breve descripción a la derecha y tendremos que pasar de página para continuar leyéndolo. Mención especial merece el tercer tomo, el dedicado a las melodías y fanfarrias, donde encontraremos las partituras de todas las canciones del juego.

Como no podría ser de otra manera, el estilo gráfico de Maldita Castilla es tremendamente acertado ya que ha conseguido trasladarme automáticamente a los años ochenta con el aspecto crudo y el pixel art bastante limitado que caracteriza a la época. La versión para Nintendo 3DS posee un extra de mimo y han sabido solucionar de una manera muy inteligente el hecho de que la consola posea doble pantalla. Ya que toda la acción principal sucede en la superior, mientras tanto, en la inferior veremos el frontal de una típica máquina arcade. Pero no es una mera imagen estática, si no que los mandos de esta recreativa arcade responderán a nuestro movimiento ya sea al desplazarnos, al saltar o al emplear nuestro arma. Un gran detalle que brilla por sí solo.

Quizás por llevar la esencia de la máquina arcade más allá, no hayan pensado en incluir un sistema de guardado rápido. Es decir, para que nuestros avances queden a salvo es necesario completar un capítulo entero. Si nos quedamos a la mitad y nos salimos del juego deberemos volver a empezar el mismo desde cero. Es, quizás, de las únicas quejas destacables que tengo hacia el título y especialmente porque estamos hablando de una plataforma portátil como es Nintendo 3DS, por lo que solo nos queda dejarla en modo suspensión con el juego en segundo plano abierto y rezar para llegar a por el cargador a tiempo.

Unido a esto, el título da la opción al jugador de modificar la resolución de la pantalla entre tres, de la original cuadriculada a la que ocupa toda la pantalla. Personalmente, la resolución original cuadriculada es mi favorita y ha sido con la que he disfrutado la obra de Locomalito en su plenitud. A modo de curiosidad, el título posee compatibilidad con el efecto 3D estereoscópico y aunque es de agradecer que haya estudios que no olviden esta función de la máquina, personalmente apenas lo he usado y no lo he echado de menos.

El apartado sonoro, al igual que el gráfico, no podría ser más acertado. Gryzor87 ha realizado una gran labor en este aspecto y ha compuesto una banda sonora aventuresca y con toques épicos que consiguen que vivamos como nunca esta experiencia.

Lo mejor:

Sobresaliente en sus apartados gráficos y sonoros.
Dificultad bien medida y trabajada.
Variedad de enemigos con un bestiario para nada monótono.
Varias resoluciones de pantalla con especial énfasis en el nuevo modo recreativa arcade.
Varios finales diferentes, lo que se traduce en una alta rejugabilidad.

Lo peor:

La falta de un sistema de guardado rápido.

La versión para la portátil tridimensional de Maldita Castilla es una carta de amor a los fans del género plataformas y a los propios fans de la versión original del juego. No en vano, Maldita Castilla EX supone la versión mejorada y extendida del original; no viene a descubrir América y, de hecho, ni lo pretende. Es un tributo a muchos de los títulos ochenteros que toma como inspiración directa un fan, como lo es su creador, para más fans.

Además en Nintendo 3DS encontramos ciertos detalles como es la inclusión del estilo de recreativa arcade que encandilará a cualquiera que haya vivido en la época de estos enormes y queridos armatostes en cualquier bar o cafetería de turno. La obra es un plataformas como los de antes, de esos que exige por parte del jugador unos mínimos de habilidad, destreza y constancia. Además cuenta con hasta cuatro finales distintos por lo que la rejugabilidad y la diversión está bien servida mientras defendemos el Reino de Castilla.

Pocas quejas puedo tener de este gran juego llevado de una manera tan excelente a la portátil tridimensional, salvo la ausencia de algún tipo de sistema de guardado rápido. Con esa pequeña salvedad, Maldita Castilla EX es un título que hace que me sienta muy orgulloso de la industria del videojuego español y no puedo más que recomendarlo.

Nota: 9.5/10.

Análisis realizado por Fran del Rosal. Copia facilitada por Abylight Studios.